martes, 6 de octubre de 2009

Testimonio del Sr. Rafael Vásquez

TESTIMONIO DEL SR. RAFAEL TORIBIO
VÁSQUEZ HERRERA SOBRE LA HISTORIA DE LA IGLESIA_SAN JUAN
El testimonio que sigue es del Sr. Rafael Toribio Vásquez Herrera. Nació el 27 de Abril de 1925 en Barquisimeto, en la calle 34 entre carreras 16 y 17, llamada entonces calle Genaro Vásquez. Su padre era sastre. Le hacía los fluxes para los soldados que trabajaban en la Cárcel de Las Tres Torres por Bs. 8 cada uno. Eran 4 soldados. El se asomó un día y vio una bola de hierro que les ponían a los presos, según decían. Cuando se asomó vio que del piso salía humo. Estando muchacho el General Eustoquio Gómez estaba haciendo la calle 34. El estaba afuera cuando uno de los hombres, llamado Capricho, le dijo al General: "General, le aviso que no voy a terminar la calle, así que esto se queda hasta aquí". El General le responde: "Y puede saberse por qué no me va a terminar la calle …?- "Es que se acabó el cemento y la arena y, por lo tanto no voy a poder acabar la calle ". El General llamó a su chofer, le mandó a buscar el cemento y a los 15 minutos llegaron unas pipas con el cemento y la arena. El General se dirigió al hombre y le dijo: "Aquí está el cemento y me termina esta calle para las 9 de la noche, que voy a estar pasando por aquí. Y Ud. no va a estar mandando más que yo". El General, que era el presidente del Estado, le pidió al niño Rafael Vásquez una silla y se sentó a la sombra para ver a los hombres palear el cemento. Luego se fue. Los hombre terminaron a las 8:30 y a las 9 de la noche ya se oía la corneta del carro del Presidente. Don Eustoquio Gómez supervisó la obra y le dijo al muchachito que cuidara que nadie le rayara el cemento. Cuando murió Gómez la gente saqueó las casas de gente ligada al gobierno. El Sr. Rafael estaba con su papá en la calle 32 con la carrera 19 (llamada Av. Libertador) y su papá le dijo "Vamonos, Rafael, no vaya a ser que en cualquier momento se arme una plomazón". Iban para la casa y Rafael le dijo a otro de sus hermanos lo mismo. Llegando a la casa comenzaron a escucharse los disparos.
El Sr. Rafael comenzó sus estudios en la escuelita de Rosa y Lucrecia Aponte, en la carrera 16 (llamada calle Regeneración) entre calle 34 (Genaro Vásquez) y calle 35 (San Juan), donde hoy en día está la Tasca San Juan. Eran muy estrictos y se enseñaba con rejo, palmetas y ponerse de rodillas con los brazos extendidos y peso en las manos. Pero el Sr. Rafael era un buen muchacho y lo querían mucho. Luego estudió en la escuelita de las Rojitas que quedaba en la calle 34 con la carrera 13.
Tanto por el Terminal como donde está el Liceo Lisandro Alvarado había lagunas donde el Sr. Vásquez, de niño, iba a cazar pajaritos con su honda, previo permiso de su papá.
A los 8 años se ofreció de monaguillo. Ayudaba a sacar los entierros al P. Juan Maldonado. El padre Juan era ya un hombre formado, moreno, muy cariñoso y allegado a la familia Vásquez. El P. Maldonado lo mandaba buscar a la escuela de las Rojitas cuando había entierros. Así que él llegaba, tocaba las campanas y llevaba la cruz. El Padre no cobraba, le decía a la gente que más necesitaban de “eso” ellos que él. Algunas personas le dejaban el dinero en la sacristía (un fuerte, o sea, Bs. 5). A veces a él, como monaguillo, el Padre le daba un medio y él salía más contento... "nojilde".
La misa en latín. Tuvo que aprender algo de latín. Quería ser sacerdote pero se consiguió con una muchacha que como Él buscaba las cosas de Dios y se enamoró de ella.
Lo que existía era la nave del centro y la sacristía. Las torres las hizo el gobierno de AD y los Duque, dueños de la Galletera el Ávila, los mismos que regalaron la imagen de La Macarena.
Él, como muchacho era muy curioso. A lado estaba un cementerio que su abuelita, muerta hacia el 1945 por una caída con una concha de cambur, le decía que habían enterrado a muchos cuando la peste española. Su abuelita para prevenir la enfermedad, en aquellos tiempos, mientras lavaba se echaba "palo" de cocuy y cucharada de aceite de tártaro. El cementerio tenía unas paredes con unas claraboyas (sic) donde ponían las urnas. Él revisaba las claraboyas para ver a los muertos.
El hospital quedaba donde estaba el museo. El "pajarito" era el sobrenombre del que maneja el carrito de mulas que llegaba el muerto y tiraba el muerto en el hueco sin urna en el cementerio del terminal. Se iba por la 16. Por la farmacia cerca de la Iglesia había antes un negocio de bebida y el "pajarito", un día en que estaba embriagado, se metió un cuchillo porque le salió un muerto (N.E. las personas alcoholizadas pueden ver cosas inexistentes, sobre todo en estados de deliruim tremens)..
Donde está la División de Investigación de la policía frente a la plaza San Juan era una plazuela, al igual que la plaza de San Juan. Ahí llegaban los circos. El primer circo que llegó se llamaba "El Rasore"; allí se mató una japonesita en el trapecio: peló la barra y se cayó sin que hubiese ninguna red de protección. También estuvo otro con el hombre acuático, que quien le pegaba a una barra lo tumbaba haciéndolo caer en una piscina; había bazares de muñecos y distintos aparatos como las sillas voladoras2. En una oportunidad se despegó una de estas sillas y se mató un muchacho. La gente reaccionó saqueando el parque de atracciones. El niño Vásquez, a los días se llevó unas tapas abandonadas. Le llegó la policía a la casa y lo querían detener. El tío que era capitán del ejército y lo habían destacado al Cuartel Jacinto Lara estaba en La casa descansando, escuchó e vocerío, se puso el uniforme y lo impidió. "Recoja sus tapas - les dijo- y se las lleva, pero al muchacho me lo dejan aquí". La gorra en ese tiempo era la que mandaba, me dijo el Sr. Vásquez.[1] Entre el Sr. Rafael Vásquez y un grupo de la comunidad compraron un proyector, alquilaban las películas (cintas) y en un salón anexo a la iglesia, pasaban las películas y con ello recogían ingresos para la iglesia. Eso fue cuando estuvo el P. José María en 1951. El Sr. Julio Mendoza colaboraba también con este proyecto.
El compadre Aliño Escalona fue el arquitecto que hizo el altar mayor actual, de mármol.

[1] El Dr. Díaz Peraza me habló de "Ciudad Metálica" como un parque de atracciones que visitó la ciudad.

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